1 Del collado heliconio oh cultivador, de Urania el vástago, que arrebatas a la tierna virgen hasta su hombre, oh Himeneo Himen, oh Himen Himeneo, 5 ciñe tus sienes de flores de la suave oliente mejorana, el flámeo coge alegre: aquí, aquí ven, en tu níveo pie llevando lúteo el zueco, 10 y, despertando en este risueño día, las nupciales canciones entonando con voz tintinante, golpea la tierra con los pies, con la mano agita la pínea tea, 15 puesto que Junia con Manlio, cual la que el Idalio honrando vino al frigio juez, Venus, buena ella, con buena ave, se casa la virgen, 20 radiante como con sus floridos ramilletes el mirto asiano, los que las Hamadríades diosas por juego para sí nutren con rorante humor.
--- Lector, si acaso has leído en mis viejas poesías las que he puesto yo en olvido orientales fantasías, y si aún te acuerdas de aquellas historias peninsulares, que son en verdad tan bellas como pobres mis cantares; de aquel palacio en Granada con jardines y con flores, do hay una fuente dorada con más de cien surtidores; si aún te acuerdas de aquel moro cuyo parque y señorío coge, de encantos tesoro, toda la orilla de un río; donde la altiva palmera y el encendido granado junto a la frondosa higuera cubren el valle y collado: donde el robusto nogal, donde el nópalo amarillo, donde el sombrío moral crecen al pie de un castillo: y hay olmos en su alameda que hasta el cielo se levantan, y en redes de plata y seda pájaros presos que cantan.
a del oscuro Citerón las cumbres bajaba el sol a trasponer, vertiendo ríos de luz sobre los verdes mares, cuyos abrazos lánguidos, y besos dulces y prolongados, adormecen los grupos de las islas del Egeo Helios guiaba sus caballos de oro hacia el collado de la augusta Delfos, y en las rocas de Egina y las abruptas cimas sagradas del antiguo Himeto sus reflejos de púrpura bañaban los bosques de olivares cenicientos, por donde va, entre franjas de verdura, del Cefiso el caudal siempre risueño.
Los valientes de luciente acero armados, los granaderos invictos, los belígeros caballos, los atronadores bronces y los caudillos bizarros, que las elevadas crestas de Mont-Cení y San Bernardo camino fácil hicieron, que las ondas humillaron del Vístula y del Danubio, del Mosa, del Rhin y el Arno, no pueden la mansa cuesta trepar del
collado manso de Bailén, ni al pobre arroyo del Herrumbrar hallar vado.
Ángel de Saavedra
1 Samuel 7 1 Y VINIERON los de Chîriath-jearim, y llevaron el arca de Jehová, y metiéronla en casa de Abinadab, situada en el collado; y santificaron á Eleazar su hijo, para que guardase el arca de Jehová.
BARCO ÁVILA-PIEDRAHITA: Aldeanueva de Santa Cruz, Aldehuela (La), Avellaneda, Barco de Ávila (El), Becedas, Becedillas, Bohoyo, Bonilla de la Sierra, Carrera (La), Casas del Puerto de Villatoro, Collado del Mirón...
23 Porque ellos también se edificaron altos, estatuas, y bosques, en todo collado alto, y debajo de todo árbol frondoso: 24 Y hubo también sodomitas en la tierra, é hicieron conforme á todas las abominaciones de las gentes que Jehová había echado delante de los hijos de Israel.
25 Y juntáronse los hijos de Benjamín en un escuadrón con Abner, y paráronse en la cumbre del collado. 26 Y Abner dió voces á Joab, diciendo: ¿Consumirá la espada perpetuamente?
5 De allí vendrás al collado de Dios donde está la guarnición de los Filisteos; y cuando entrares allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del alto, y delante de ellos salterio, y adufe, y flauta, y arpa, y ellos profetizando: 6 Y el espíritu de Jehová te arrebatará, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre.
Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora campos de soledad, mustio
collado, fueron un tiempo Itálica famosa. Aquí de Cipión la vencedora colonia fue; por tierra derribado yace el temido honor de la espantosa muralla, y lastimosa reliquia es solamente de su invencible gente.
Rodrigo Caro
Juntos aquí como esa tarde estamos, y el mismo cielo es ara suntuosa de aquel amor que entonces nos juramos y hoy, en los mismos dos, arde y rebosa. Ahí está el campo, el mirador
collado, el pasmoso horizonte, el sol propicio; la cúpula y el templo no han variado.
Rafael Pombo
nútil montón de piedras, de años y hazañas sepulcro, que viandantes y pastores miran de noche con susto, cuando en tus almenas rotas grita el cárabo nocturno y recuerda las consejas que de ti repite el vulgo; escombros que han perdonado, para escarmiento del mundo, la guadaña de los siglos, el rayo del cielo justo: esqueleto de un gigante, peso de un collado inculto...