El ebanista debe saber chapear, barnizar, embutir y teñir las maderas, así como utilizar las vetaduras y lobanillos de aquéllas por el bello aspecto que ofrecen, y hasta debe conocer algo de las artes del tornero y del tallista.
Ésta sirve de mandril para sujetar la pieza que se va a chapear entrando en cortes de sierra que al efecto se dan en ella mientrs que la otra punta del torno completa el apoyo.
Para el chapeado al martillo se comienza por tender la chapa sobre el banco por el lado convexo, se moja rápidamente con agua la parte cóncava, se vuelve la hoja, se jabelga rápidamente con cola fluida y caliente la parte que no ha recibido el agua, se da cola al armazón después de haberlo frotado con un ajo, se aplica la superficie encolada de la chapa sobre el mueble y se pasea sobre la superficie exterior de la chapa la boca del martillo de chapear que solo difiere de la del ordinario en que sus bordes son redondos para no rayar la madera.
Se emplea en este caso la máquina de chapear que se reduce a un tornillo de puntas en el que la punta fija está reemplazada por una cuña de hierro en cuyo extermo hay dos láminas soldadas en cruz.
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