Erdosain se apresuró a negarle, y trató aparentemente de interesarse en la
cháchara del otro, que conversaba horas seguidas, sin ton ni son, espiando siempre el rincón sudeste del cuarto.
Roberto Arlt
Y el mundo que es del oropel idólatra, que no ve más allá de su nariz, dice, atendiendo a mi festiva
cháchara: -¡Pues, señor, este prójimo es feliz!
Ricardo Palma
Si admitiésemos semejante premisa, toda discusión acerca de las leyes generales de la Economía Política se convertiría en pura cháchara.
La casa estaba en una agitación completa, y por encima de una cháchara de voces aterrorizadas oí a un hombre rezar en tono intenso.
Sus labios se movían como si hablara con alguien, pero no pudo entender lo que hablaba. -Pues yo lo sé, chilló una gaviota, que desde el mar se había trasladado al árbol atraída por la cháchara de los otros pájaros.
Dan verdadera grima sus alabanzas a sí mismo, su tono chillón de pregonero y, sobre todo, los alardes que hace de una supuesta « ciencia » y toda su cháchara en torno a ella.
Más vale que se pierdan tus palabras en el cielo inmenso a no que resuenen entre las cuatro paredes de un corral de vecindad, sobre la
cháchara de las comadres.
Miguel de Unamuno
Trató con exquisita cordialidad al opulento minero, y no dejó día sin invitarlo a comer, que en la mesa nacen las intimidades, pasando horas y horas departiendo con él en
cháchara de confianza.
Ricardo Palma
Pero todas ellas son chirinola y
cháchara celeste, parangonadas con una de las que el primer arzobispo de Lima don fray Jerónimo de Loayza lanzó en 1561.
Ricardo Palma
Pero lo que no resucitará como Lázaro es la festiva
cháchara, la espiritual agudeza, la sal criolla, en fin, de la tapada limeña.
Ricardo Palma
Evitaba hablar de los versos que hablar escrito, y hurgado un día por nuestra entonces juvenil
cháchara, nos dijo: «Las musas, y las mozas fueron mi diablo y mi flaco: hoy las abomino y hago la cruz: basta de escándalo».
Ricardo Palma
Llegaba siempre tarde a la mesa, se retiraba temprano, comía poco, de través; bebía agua, respondía con buena educación, pero no buscaba la
cháchara ni aparecía jamás preguntón ni entrometido, y estas cualidades me infundieron simpatía.
Emilia Pardo Bazán