Con un propio calor hace diferentes efetos; porque, como grande gobernador, se ajusta a las disposiciones que halla. Cuando derrite la cera, endurece el barro.
Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras.
Abejas y Cera.- Una granjería tienen particular; de la cera que labran unas abejuelas pequeñas, que hacen sus panales debajo la tierra.
18º Item, que por cuanto muchas personas compran en esta dicha ciudad muchos mantenimientos para sacarlos de ella, ansí como es vino, aceite y cera...
Solían divertirse en sacar de su mazmorra a uno de éstos, a quienes desde días antes privaban de alimento; sentarle a la mesa, ofrecerle algún exquisito manjar, y cuando iba a engullirlo, sollozando y aullando de contento, se lo quitaban de la boca y le vertían en ella la ardiente 
cera de los hachones que alumbraban la orgía.
Emilia Pardo Bazán
—Esto es miel —se dijo el contador público con íntima gula—. Deben de ser bolsitas de 
cera, llenas de miel... Pero entre él —Benincasa— y las bolsitas estaban las abejas.
Horacio Quiroga
Las jembras toas, y entre toas y salgan las que puean, son malinas, pero que mu malinas, y pa ganarlas sa menester saber más que Merlín, y estar ya desengañaos de que son jierro con la cera...
Todos han levantado sus museos de 
cera para alabar su propia estatua y encerrarse en su torre hereditaria, ¿Quién ha sido sincero en la esperanza?
Antonio Domínguez Hidalgo
Su padrino halló por fin, dos días después, y sin la menor partícula de carne, el esqueleto cubierto de ropa de Benincasa. La corrección que merodeaba aún por allí, y las bolsitas de 
cera, lo iluminaron suficientemente.
Horacio Quiroga
Aquella piedra era un TECPATL, es decir, un pedernal, un cuarzo duro y lustroso, como si fuera de cera, cuyos bordes, cual cristal opaco, despedían chispas y hacían que relumbrara su color grisáceo con tonos amarillentos.
El gran mago Kappa haría la presentación de su museo de cera donde se podía ver a Frankenstein, al terrible káiser Hitler de Alemania, a King-Kong, tan real, que pesaba mil kilogramos, y a otros seres terríficos y fenomenales como la Momia, Drácula, el Hombre Lobo, los Zombis, el Fantasma de la Opereta, Quasimodo, Nosferatus, la Tarántula gigante así como las hormigas destructoras y dragones.
Los dolores que mi brazo herido me causaban eran tan grandes, que los soldados de la escolta viendo mis ojos encendidos por la fiebre, y mi rostro de cera, y mis barbas sombrías, que en pocas horas simulaban haber crecido como en algunos cadáveres, guardaban un silencio lleno de respeto.