al llegar agosto, tentó con ansia el bolsillo que ya protestaba lacio; y, aunque con dolor vivísimo, vendió su caballo enteco (que nunca fue más lucido) en diez duros, no cabales, al primero que le quiso, para reparar algunos siniestros apremiantísimos; pues no llegando «la recua que quedaba en el camino,» su traje se clareaba a puro darle cepillo, y sus botas se torcían y no bastaba el tocino para remediar las grietas ni para prestarles brillo.
Escribíale, pues, en vista de esto, el aprovechado clérigo catalán: «Muy señor mío: Con respecto a la cuenta que de la citada peseta tenemos pendiente, he discurrido que por el presente aviso puede echarla en el
cepillo de ánimas de la iglesia de ese pueblo, pues yo ya la he sacado del de ésta a buena cuenta; y en paz.
Mariano José de Larra
Las criaturas fueron lavadas y fregadas; averiguaron que a unos huesos que tenemos en la boca hay que frotarlos diariamente con
cepillo; se vistieron de limpio, comieron a mantel blanco, con flores silvestres en el centro y servilleta nívea; corretearon en la playa, ganaron en peso y estatura; se pusieron alegres y morenas, el moreno sano del pan íntegro..., y volvieron al pueblo contentas, envanecidas del veraneo aquel, con hábitos de «señoritas», que en sus casas eran reprobados...
Emilia Pardo Bazán
Fría, muy fría estaba la mañana, y el nuevo huésped, que entró en la portería para darse una mano de
cepillo y sacudir el polvo del camino, se sentó junto a la chimenea con el animalito a sus pies parca refocilarse con el calorcillo.
Ricardo Palma
A pesar del cariño y el afecto que sentía por Traddles no pude por menos desear en aquella ocasión tan delicada que nunca hubiera tenido la costumbre de peinarse con cepillo, pues sus cabellos tiesos le daban una expresión como asustada; hasta podría decir que parecía una escoba de crin, y mis aprensiones me hacían temer que aquello nos fuera fatal.
Enrollada bajo el escritorio encontré una frazada; en el hogar vacío una caja de pasta y un cepillo; en una silla una palangana de lata, jabón y una toalla rotosa; en un diario, unas migas de bizcocho de jengibre y un bocado de queso.
Continuaron los dos hombres charlando, el otro más pálido, la frente estrecha cargada de tumultuosas contracciones, pasándose a momentos la ancha mano por su
cepillo de cabello color de bronce.
Roberto Arlt
(se dirigía a una criada), pregunta por la casa del señor Mancilla y pide el cepillo, el atornillador, el formón, el cincel, el serrucho, el barreno y un alicates!
--No puede quedar bien, por supuesto, si lo sujeta sólo por un lado --le dijo Alicia mientras se lo iba colocando bien con mucho cuidado-- y, ¡Dios mío!, ¡en qué estado lleva ese pelo! --Es que se me ha enredado con el cepillo --explicó la Reina suspirando-- y el peine se me perdió ayer.
Era de raza muy pura, de lo más fino que hay en lulús de Pomerania, con una pelambrera blanca encantadora, y Clotilde no consentía separarse de ella un momento, dedicando horas enteras a peinarla, espulgarla, perfumarla, limpiarle los dientes con
cepillo y elixir y cortarle las uñitas, visitarle las orejitas, y en suma, atildarla y cuidarla como cuidaría a un niño.
Emilia Pardo Bazán
Pondremos inmediatamente un cepillo en la carretera que pasa por ahí, y con las limosnas que echen los transeúntes, que de seguro no serán flojas, iremos tirando como Dios nos dé a entender, hasta que la cosa se arregle de otro modo.
Virgilio impuso a sus testamentarios Tuca y Vario la obligación de echar al fuego la Eneida, porque no la había traído al cepillo tantas veces cuantas él quisiera: Cervantes no leyó ni una sola su manuscrito, y así lo dio a la estampa, lleno de lunares, como todo el mundo sabe.