Es la catarata final: al borde el tiempo enloquecido empuña nuestros despojos miserables, y con ellos se lanza a la sima de donde nada vuelve.
Vidrieros, herreros, fundidores, técnicos y trabajadores de gabinetes de rayos X, técnicos y trabajadores de la energía atómica. 74. Catarata tóxica.
El rostro guapo se tambaleó violentamente, como cabeza de muñeco que se desencola; un alarido se ahogó en la
catarata de sangre...
Emilia Pardo Bazán
El gran rumor de la sonora trompa, de cajas y otros bárbaros acentos, aquel que no parece se interrompa son de arcos, hondas, ruedas e instrumentos, más los que hacen que el cielo cruja y rompa, gemidos, ayes, gritos y lamentos, forman un ruido igual al que desata el Nilo al derramar su catarata.
Al entrar en los puros dominios de la naturaleza, parecía moverse en un retozo exclusivamente zoológico. Llegó el rumor de una catarata entre los ladridos de los perros.
El agua que fluía bajo su arco manaba de un agujero y se perdía en la distancia, dando, tal vez, nacimiento a la espléndida catarata que acababa de trasponer.
Salta la nave, como débil pluma, Ante el fiero aquilón que la arrebata Y en torno, cual rugiente
catarata, Hierven montes de espuma.
José María Heredia
En las ultimas decadas del siglo XIX es una "machi", Bibiana Garcia (Dungu Traien: Catarata que habia), viuda de Cipriano Catriel, quien une las tribus y enfrentan al bianco que les saca sus tierras.
Ley 219: Si un médico hizo una operación grave con el bisturí de bronce e hizo morir al esclavo de un muskenun, dará otro esclavo equivalente. Ley 220: Si operó una
catarata con el bisturí de bronce y ha destruido su ojo, pagará en plata la mitad de su precio.
Hammurabi
Cinceladores, orfebres, pulidores, plateros, fabricantes de perlas de vidrio, químicos. 73. Catarata por radiaciones. (Rayos infra-rojos, calóricos, de onda corta, rayos X).
-Me esperan en Egipto -respondió la Golondrina-. Mañana mis amigas volarán hacia la segunda catarata. Allí el hipopótamo se acuesta entre los juncos y el dios Memnón se alza sobre un gran trono de granito.
Sobre la capota del coche sonó el repique de unas gotas como monedas de a peso. Y enseguida... Una
catarata de agua. ¡Cómo llovía!
Alfredo Mario Ferreiro