Mas, al mediar de la noche, una de esas borrascas que el pampero arrastra desde las regiones australes estalló de repente, envolviendo la caravana en una tromba de granizo que en pocos instantes cegó los senderos convirtiendo los campos en un vasto piélago.
Dejamos nuestras carretelas, montamos en los caballos acostumbrados al viaje y formamos una
caravana de catorce personas, con gran número de guías y el capataz de ellos, hombre muy práctico en aquellos escabrosos lugares.
Ángel de Saavedra
Pedro de Leyva en la presa de la caravana turca, y de otros vaxeles en las costas de África, y en varias victorias conseguidas en aquella campaña en diversos mares contra los Argelinos.
Nuestra pequeña
caravana era acompañada por los arrullos de las palomas silvestres, las voces atroces de los papagayos, los ronquidos de los filicoti, los chillidos de los monos, que se desgañitaban, huyendo rápidamente por las ramas más altas.
Roberto Arlt
Cantaban una canción tristísima, y aunque el sol se extendía sobre los próximos bambúes, aquella
caravana de espectros negruzcos me sobrecogió, y la consideré de mal augurio para nuestra aventura.
Roberto Arlt
Haciendo una solemne caravana, todos los seres presentes continuaron cantando ante la fastuosa y armónica aparición de quien decían era la emperatriz: —¡Las estrellas y los seres vinimos a contemplar a la Emperatriz de las Magas que al cruel ha de castigar.
«La sed, la sed, el deseo nos hace vivir y revivir: sed de placer, sed de vivir y sed de morir.» Somos, señora, una pintoresca caravana que bajo la férvida turquesa del cielo ecuatorial cruza el tórrido desierto; nos hacemos la ilusión de que somos mercaderes, pero yo aseguro a usted, señora, que nos puso en movimiento tan sólo el puro afán de sentir sed.
-Luego exclamó en voz alta-: Señor, piénsalo bien, esta alfombra es tan rica en diseños de oro que no encontrarás otra semejante ni en el mejor bazar de Estambul. -Bajó la voz-: Todos los meses una
caravana de carros se detendrá en el corral de Hussein.
Roberto Arlt
¡Los ecos del África responden a mis suspiros!... Eso que escuchas es el canto del desierto, el rezo de la
caravana... Aquí el nocturno trovador entonó una de aquellas coplas de largas cadencias y voluptuosa melodía que encierran toda la apasionada tristeza de unos trágicos amores andaluces.
Pedro Antonio de Alarcón
El té que bebía en frágiles tazas chinas, dignas de una vitrina de museo, era té de caravana comprado a precio absurdo y sostenía ingenuamente que era el menos malo que había encontrado en París...
Después dejamos detrás una larga
caravana de cargadores de carbón, semidesnudos, andrajosos, algunos ya com-pletamente ciegos, otros con larga barba blanca caída sobre el pecho desnudo rayado de costillas.
Roberto Arlt
Llega la aeronave, llena de viajeros, pues la travesía es más rápida que por el mar; el cable electromagnético que descansa en el fondo del océano ha telegrafiado ya dando cuenta del número de los que forman la
caravana aérea.
Hans Christian Andersen