El Padre Postas fue un
capuchino famoso por sus predicaciones. Las anécdotas y graciosos dichos que de él se refieren, son innumerables.
Juan Valera
Y por otra parte, créame usté, mi niño es un alma de Dios, mejor que el pan, incapaz de cualquier desacato. Con él irá usted más segura que con un padre
capuchino.
Juan Valera
Ahora mi voluntad flaqueaba, sentíame vencido y sólo quería abandonar el Palacio. Hallábame combatido por tales bascas, cuando entró Musarelo: -Mi Capitán, un padre capuchino desea hablaros.
Y del mar de su destino ya pronto a romper el dique, diz que al linde del camino de la vida, don Fadrique pidió aprisa un capuchino.
Ordenado aquél, vistió éste el hábito de lego
capuchino; pero no se avino a dar a su superior tratamiento frailuno, y continuó llamándolo mi coronel.
Ricardo Palma
A un lado del Campo Grande, en un balconcillo estrecho, el codo en el antepecho, sobre la mano la sien, un austero capuchino el campo está contemplando, la baja tierra mirando con religioso desdén.
Seméjase el capuchino a un ilustre prisionero, y semeja el caballero el vencedor capitán; mas el uno en su ventana en imperturbable vela, y el otro en su centinela, indiferentes están.
Con sus dudas así y con sus creencias, arrastraba el severo capuchino su vida entre recónditas dolencias, y dudaba tal vez de su destino.
n payo a confesarse a Madrid vino por ver si un reverendo capuchino, que de gran santidad fama tenía, de sus grandes pecados le absolvía.
-Se lo he dicho, Excelencia. Miré a Musarelo que permanecía ante mí con un gesto impasible y bufonesco: -¿Pues entonces qué pretende ese padre capuchino?
Y adelantándose le ofrecí un sillón. El capuchino rehusó sentarse, y sus barbas de plata se iluminaron con la sonrisa grave y humilde de los Santos.
-¡Así sea! El capuchino trazó en el aire una lenta bendición, y yo incliné la cabeza para recibirla. Cuando salió, confieso que no tuve ánimos de reír.