La Ninfa, pues, la sonora plata
Bullir sintió del arroyuelo apenas, Cuando -a los verdes márgenes ingrata- Seguir se hizo de sus azucenas.
Luis de Góngora
Soñaba antes y sueño todavía a veces en adueñarme de la forma, en forjar estrofas que sugieran mil cosas oscuras que siento bullir dentro de mí mismo y que quizás valdrían la pena de decirlas, pero no puedo consagrarme a eso...
¡Bello es vivir! Se siente en la memoria El recuerdo bullir de lo pasado, Camina cada ser con una historia De encantos y placeres que ha gozado.
Y como si le dispararan de un arcabuz en figura de trasgo se apareció entre los dos otro hombrecillo que parecía astilla de Arbalias, y no hacía sino chillar y
bullir.
Francisco de Quevedo
Pero escucha, musa mía: la música reverente del poema de María es la total armonía del Universo viviente, y todo lo que es cantar, y todo lo que es
bullir, entero se le ha de dar, porque cantar es amar, porque agitarse es sentir.
José María Gabriel y Galán
Solamente consuela sus nostalgias la promesa de
bullir en fantasías nacidas de sueños que se viven hasta el linde callado de las albas que han de hacerlos florecer a su añoranza o seguir en su duelo que no acaba...
Antonio Domínguez Hidalgo
Mas he aquí que cierto día sentí bullir dentro de mi corazón una cosa inquieta, que no me dejaba comer, ni estudiar, ni dormir; yo hasta entonces había podido hacer todo esto perfectamente, e irritado con aquel inesperado inconveniente, me determiné a saber lo que era.
Era también aquella una mañana, pero luminosa, con un cielo de zafiro y una atmósfera cálida que hacía bullir con fuerza la sangre en las arterias de los jóvenes y devolvía el vigor y la energía a los viejos.
Leo en tu frente humillada El porvenir de la nada Entre las huellas de ayer. Veo en tu rostro bullir Ese torcedor secreto..... ¡Tu velar es hoy inquieto, Es inquieto tu dormir!
¡Feliz tú que encerraste en los límites de un cuadro la obra de arte soñada y diste en un libro la esencia de tu alma, si se te compara con el fanático tuyo que a los veintiséis años, al escribir estas líneas, siente dentro de sí, bullir y hervir millares de contradictorios impulsos encaminados a un solo fin, el mismo tuyo: poseerlo TODO; feliz tú admirable Nuestra Señora del Perpetuo Deseo!
¿No apeteces del cuerpo la calma? ¿Te es tan grato el bullir de esos mares?... Aquí todo es amor, todo amores: Ama el árbol, el ave y la fuente; aquí amar aconsejan las flores, y lo enseña la tórtola ardiente.
Pero en la primavera inmediata volverán a bullir en el nido los polluelos, y la dicha presente borrará completamente de la memoria del instinto el dolor de aquellas pérdidas.