¡Que en mal hora muera si no tenía gana de encontrarte el gitanico para decirte la
buenaventura y darte un beso en esa mano de emperador!
Pedro Antonio de Alarcón
Artículo 8º —El cantón litoral de Esmeraldas de la provincia de Pichincha en el departamento del Ecuador, tendrá por término respecto de la provincia de Manabí en la costa del Pacífico, el río Muisne. Continuará la boca del Ancón en el río Mira por límite litoral respectivo de la provincia de la Buenaventura.
Todos se alejaron. - Ahora dime la
buenaventura, -exclamó el ladrón, tendiéndome la mano. Yo se la cogí; medité un momento; conocí que estaba en el caso de hablar formalmente, y le dije con todas las veras de mi alma: - Parrón, tarde que temprano, ya me quites la vida, ya me la dejes..., ¡morirás ahorcado!
Pedro Antonio de Alarcón
Departamento de Cali, capital Cali, compuesto de los Municipios que formaban las Provincias de Palmira, Cali y Buenaventura, por sus actuales límites; : 6º.
A la semana siguiente ahorcaron a Parrón. Cumplióse, pues, literalmente la
buenaventura del gitano... Lo cual (dicho sea para concluir dignamente) no significa que debáis creer en la infalibilidad de tales vaticinios, ni menos que fuera acertada regla de conducta la de Parrón, de matar a todos los que llegaban a conocerle...
Pedro Antonio de Alarcón
García con su hija Dorinda; el Gobernador accidental y presidente de la Junta del Ferrocarril, señor José Pazmiño; el Jefe Político señor José Manuel Vivar; señores Dr. Manuel Buenaventura, Coronel Tomás Larrea, Dr.
Aunque la reina madre la hacía participar de su
buenaventura regalándola y agasajándola, ella enflaquecía de envidia y se iba poniendo verdinegra y seca como un esparto.
Juan Valera
Una o dos gitanas cobrizas, con peinas azules en el moño negro y aceitado, acudieron a «isí la
buenaventura» a la «zeñita», vaticinándola lo propio: un casamiento que daría que «jablá» para seis años.
Emilia Pardo Bazán
Sin levantarse, sin ofrecernos asiento, nos preguntó cuál era el objeto de nuestra visita. -Que nos diga usted la
buenaventura -gritó Celia, aturdidamente-.
Emilia Pardo Bazán
V LA BUENAVENTURA El prestidigitador, viendo que había conseguido reunir un buen número de espectadores, hizo unos cuantos juegos de manos que produjeron una ruidosa admiración.
Napoleón, el que repartía tronos como botín de guerra, recordaba al dar una batalla la brillantez del sol de Austerlitz, y aun es fama que se hizo decir la
buenaventura por una echadora de cartas (Mlle.
Ricardo Palma
Cuál sea el origen la índole y excelencia de la ciencia escolástica, es útil aquí, Venerables hermanos, mostrarlo más difusamente con las palabras de sapientísimo varón, nuestro predecesor, Sixto V: «Por don divino de Aquél, único que da el espíritu de la ciencia, de la sabiduría y del entendimiento, y que enriquece con nuevos beneficios a su Iglesia en las cadenas de los siglos, según lo reclama la necesidad, y la provee de nuevos auxilios fue hallada por nuestros santísimos mayores la teología escolástica, la cual cultivaron y adornaron principalísimamente dos gloriosos Doctores, el angélico Santo Tomás y el seráfico San Buenaventura, clarísimos Profesores de esta facultad...