Y he aquí que la pelirroja empieza a saltar y brincar por la habitación como una cabra joven, y nuestro hombre la examina mientras se la menea, y todo eso sin que yo pueda adivinar aún el objeto de la aventura.
La generación que se presentó a sucederlos en el cargo que dejaban, considerando, a la primera ojeada, que celebrándose algunas romerías a mucha distancia de la población, era preciso, para volver con el crepúsculo a casa, suspender el baile apenas empezado, o empezarle con los garbanzos aún entre los dientes; considerando además que para las señoras, rendidas de brincar, era demasiado largo y penoso, y hasta peligroso, el camino por las callejas de San Juan y San Pedro, y considerando otras varias circunstancias no menos graves, y por último, que la gente del buen tono nada tenía que ver con las rosquillas, cazuelas de guisado, perés y otros groseros excesos de las romerías.
«¡Diablo -salté, casi subyugado-, he aqui lo que es precioso!» Pero al examinar más atentamente a la marimacha seductora, me pareció reconocerla vagamente por haberla visto brincar con algunos pilletes conocidos míos; y el ronco sonar del cobre me trajo a los oídos no sé qué recuerdo de trompeta prostituida.
Vives en rocas ásperas, donde tienes que brincar a cada paso, con riesgo de tu vida, para buscar el escaso alimento, el pobre pasto que allí crece.
Parccenste á aquél que en la catástrofe de un tren daba alaridos.— ¿Por qué se queja usted tanto?— Porque al brincar se me ha desconcertado un pie.— Cállese usted, so marica.
Vuelto de su sorpresa, con buen modo expone a la beldad que es diferente ser gata o ser mujer; mas ella a todo da por respuesta oír si algo se siente, correr,
brincar, saltar por los tejados: tales eran sus únicos cuidados.
Jacinto de Salas y Quiroga
¡Y que sea posible que cuantas sandeces se refieren a éstas y paran en esta limitada potestad, el tamboril, las torres, los hombres castrados o galos, el furioso brincar y sacudir de miembros, el ruido de los cencerros, la ficción de los leones, puedan prometer a ninguno la vida eterna!
Pero cuida de brincar con ánimos y de conducir a esta niña al palacio de la Reina de las Nieves, donde está su compañero de juegos.
las voy a coger. Pero peor que agujas y puntas de espuelas Le hicieron
brincar y silbar y morder. Se lavó con negro de embolar zapatos Porque su mamita no le dio jabón, Y cuando cazaban ratones los gatos Espantaba al gato gritando: ¡ratón!
Rafael Pombo
El caballo de Dolores se asustó al resbalar en las piedras, y si Antonio no la hubiese sostenido con un brazo y afirmádola nuevamente en el galápago, al brincar el caballo la habría hecho caer al agua.
365 Difirió la ira la sed, y no, pues, ya, la hija de Ceo suplica a unos indignos, ni decir sostiene por más tiempo palabras menores la diosa, y levantando a las estrellas sus palmas: “Eternamente en el pantano”, dijo, “este viváis.” Suceden los deseos de la diosa: gustan de estar bajo las ondas 370 y ora todo su cuerpo sumergir en la cóncava laguna, ahora sacar la cabeza, ora por lo alto del abismo nadar, a menudo sobre la ribera del pantano sentarse, a menudo a los helados lagos volver a brincar; pero ahora también sus torpes lenguas en disputas ejercitan y haciendo a un lado el pudor, 375 aunque estén bajo agua, bajo agua maldecir intentan.
Plutón, viéndose burlado, empezó a brincar en torno, lo cual visto por el pequeño, enarbolando en alto la vara, corrió lleno de coraje a defender al camarada de sus juegos infantiles.