A trote largo mi caudal camina a sumergirse en una sirte ignota; pronto he de hacer con ella bancarrota, salvo que encuentre una
boyante mina.
Ricardo Palma
Una docena de marinos que salían de un café muy popular en Santander, por lo antiguo y por lo especial de su parroquia (el cual café no nombro porque aún se conserva tan boyante como entonces, aunque más tabernizado); una docena de marinos agrupados de cierta manera y tapados hasta la rodilla con el paño de cubrir la mesa de billar del susodicho café.
Benedicta y Aquilino se dieron tanta prisa que, medio año después de la escapatoria, hastiado el galán se despidió a la francesa, esto es, sin decir abur y ahí queda el queso para que se lo almuercen los ratones, y fue a dar con su humanidad en el Cerro de Pasco, mineral
boyante a la sazón.
Ricardo Palma
Estoy asombrada de que no parecías notar qué momentos tan angustiosos estaba pasando." Pero si, estando acostumbrado, como lo había estado, al modo de andar de mujeres cuyos movimientos estaban restringidos por los ropajes, no había observado nada inusual el el modo de andar de Edith cuando habíamos salido en ocasiones anteriores, la boyante gracia de su porte y el elástico vigor de su paso según ahora daba zancadas a mi lado era una revelación de las posibilidades de una compañera atlética lo cual era bastante embriagador.
El triunfo de Cervantes fue la sátira boyante, el golpe tan acertado, que la enorme locura de ese siglo, herida en el corazón, quedó muerta, cual toro en la plaza de Valladolid a manos de don Diego Ramírez, o en la de Sevilla a las de don Pedro Ponce de León, de una sola espadada.
Verás que la zagala gentil que te embelesa, es una mocetona de alborotada greña, de libras y boyante, que tosca faldamenta, sin cintas ni guirnaldas, con lodo y almadreñas; verás que si, ofuscado, audaz la galanteas, no la colora el rostro, como tus trovas cuentan, las tintas sonrosadas de púdica vergüenza; sino que, ardiendo en ira, como fornido atleta, a bofetada limpia te salta un par de muelas.
n los buenos tiempos antiguos, cuando estaba poderoso y
boyante el Arzobispado, hubo en Toledo un Arzobispo tan austero y penitente, que ayunaba muy a menudo y casi siempre comía de vigilia, y más que pescado, semillas y yerbas.
Juan Valera
Pero llegó un día en que cedió a la tentación de hacerse rico, merced a una casualidad que le hizo descubrir que la provisión de corregimientos era una mina más poderosa y
boyante que las de Pasco y Potosí.
Ricardo Palma
Y como todo refrán tiene su porqué, ahí va, lector, lo que he podido sacar en claro sobre el que sirve de título a esta tradicioncita: Por los años de 1597 habitaba en Quive don Gaspar Flores, natural de Puerto Rico y ex alabardero de la guardia del virrey, administrador de una
boyante mina del distrito de Araguay, mina que producía metales de plata cuyo beneficio dejaba al dueño doscientos marcos por cajón.
Ricardo Palma
El boyante comercio, hoy ajado, que desde la Edad Media y hasta mediados del siglo XX floreció en esta Villa, hizo a sus gentes con espíritu hospitalario, virtud que hoy orientan al turismo con sugerentes propuestas hosteleras y de alojamiento.
La boyante situación hizo sobresalir al pueblo por encima de otras localidades españolas contemporáneas y atrajo mucha población.
Tønsberg volvió a cobrar importancia en el siglo XVIII, cuando se convirtió en un boyante centro para la navegación y la caza de ballenas.