No obstante, pareció que la humanidad prefería a su hermano QUETZALCOATL al verlo tan virtuoso, de conducta tan ejemplar y tan paternalmente bondadoso.
De Cuenca pasó a Loja, donde obtuvo las Encomiendas de Cajanamá y Yanganambe. Se distinguió por su carácter bondadoso y el trato afable dado a los indígenas.
Libres de pieles la cara y el cuerpo del bondadoso transeúnte, recogen el calor de una estufa en amplio gabinete, donde campea el bienestar.
¿Yo debo sobre la cabeza de mi hijo...? No, no, no, mi bondadoso señor... no es posible que se os ocurra... ¡Líbreme de ello el Dios de las misericordias!
Juan besó la mano al
bondadoso Monarca, y le dijo que sin duda las cosas marcharían bien, pues estaba apasionadamente prendado de la princesa.
Hans Christian Andersen
Y ahí en sus recuerdos parecía emerger ACAMAPICHTLI, el que unificó las ramas dispersas con su puño bondadoso y férreo a la vez, ACAMAPICHTLI había sido el primero de los TLATOANIS elegidos por el consejo de quiénes habían fundado TENOCHTITLAN, el uniría el pasado TOLTECA con el presente AZTECA.
Aquel padre bondadoso gustaba de oír contar a don Juan alguna locura de su juventud y decía en tono jovial, prodigándole el oro: – Querido hijo, haz sólo tonterías que te diviertan.
Así debemos admitir que el trato dado al indio por los mineros era, por regla general bondadoso, aunque no faltaban, a veces, tremendos rigores y abusos como veremos luego.
¡Oh reputaciones fáciles! ¡Oh pueblo
bondadoso! ¿Para qué he de entretener a mis lectores con la poca diversidad que ofrece la enumeración de las demás consultas que en aquella mañana pasé?
Mariano José de Larra
Pero tú no eres como ellos; desde que entraste en la prisión te he encontrado el más firme, el más bondadoso y el mejor de cuantos aquí han estado presos, y estoy seguro de que de este momento no me guardas ningún rencor; únicamente lo sentirás contra los que son causa de tu desgracia, y los conoces muy bien.
Ella lo sabía, y a pesar del terror que esta idea le producía, anhelaba ver ante sus ojos el rostro bondadoso y rudo de don Leovigildo, de aquel buen cura que tanto la acariciara de niña, al ver pasar al cual apresurábase siempre a separarse de sus compañeras de juegos y travesuras infantiles par ir a besarle la mano y a pedirle alguna estampita sagrada; a aquel bondadoso apacentador del rebaño de su pueblo, que había bendecido su unión con su Joseíto.
6quién había de saberlo'? El último día que se mostró tal como había sido, comprensivo y
bondadoso, no tuvo contrariedades. ¿Quién había de molestarlo si era tan bueno, tan generoso, tan amable?
Antonio Domínguez Hidalgo