Venía un turco. Yo estaba con un matungo en la herrería de un francés que había frente al
boliche. Fue en un abrir y cerrar de ojos.
Roberto Arlt
Algunos purretes que pelotean en el centro de la calle; media docena de vagos en la esquina; una vieja cabrera en una puerta; una menor que soslaya la esquina, donde está la media docena de vagos; tres propietarios que gambetean cifras en diálogo estadístico frente al
boliche de la esquina; un piano que larga un vals antiguo; un perro que, atacado re-pentinamente de epilepsia, circula, se extermina a tarascones una colonia de pulgas que tiene junto a las vértebras de la cola; una pareja en la ventana oscura de una sala: las hermanas en la puerta y el hermano complementando la media docena de vagos que turrean en la esquina.
Roberto Arlt
Y por las puertas apenas abiertas del boliche, se precipitó la gente, pidiendo copas, y galleta, y tarros de café, y cigarros, y tabaco, y fósforos, y esto, y el otro, en medio de alegre algazara.
he llegado con mucha anticipación.» Se sonrió y se fijé a desensillar en un boliche vecino, embrión recién brotado de la futura populosa ciudad que quizás, algún día, rodee la estación solitaria de hoy.
En el "después", aparece el individuo a que se refiere el prospecto, que es el mismo personaje, pero rollizo, rodeado de un enjambre de criaturas, y sonriendo afablemente al dicho frasco del anuncio, mientras que, a través de una ventana del dibujo, se ve correr a una multitud de dolientes hacia el
boliche donde venden la mencionada panacea.
Roberto Arlt
Hasta la primavera se lo pasa "en las casas", haciéndole el gusto al cuerpo. Duerme en cama, truquea en el
boliche. Tres meses lindos se pasa Bentos así.
Juan José Morosoli
Es sabido que don Francisco Pizarro tuvo pasión por este juego, y que junto con la fundación de Lima estableció en la vecindad del Martinete un
boliche o cancha de bochas, adonde iba todas las tardes a pasar dos horitas de solaz.
Ricardo Palma
—Demasiado corazón, Juan... aprendé del tiempo. El
boliche fue levantado en una loma áspera. Con sólo trepar hasta él, ya se gastaban fuerzas.
Yamandú Rodríguez
JULIÁN De dichos no hay quien lo saque al amigo Centurión, siempre las tiene en porción lo mesmo que un almanaque. BALIENTE Ya estamos en el boliche: aquí se verá al más crudo salir montao en peludo, si juega mucho el espiche.
Fuese adulación o que en realidad no hubiera quien lo aventajase, lo cierto es que su gloria como bochador no tenía eclipse. Cuando llegaba el marqués, toda partida se suspendía para que él y sus amigos entrasen en posesión del
boliche.
Ricardo Palma
Los hombres de una carpeta. Las mujeres empezaron a pedir a sus paridos que no fuesen al
boliche a perder la plata, el tiempo y el equilibrio.
Yamandú Rodríguez
Dice Garcilaso que la respuesta le cayó en gracia al gobernador; porque volviéndose al tesorero Riquelme, le dijo riendo: -Págale a este mozo lo que reclama, y en buena hora sea, que de mi mano no volverá a ver moneda en el
boliche.
Ricardo Palma