Sintióse el choque del cristal contra el cristal y un momento después apuraban los tres las copas con toda la elegante pulcritud que pudiera exigir el más primoroso y pulido de todos los bebedores. -No es maluquillo der tó -dijo el Oblea atusándose el recio y negrísimo bigote.
—Este es incorregible. —Ya lo domaremos. —Silencio —dijo el juez—, ya estás afeitado a la federala, sólo te falta el
bigote. Cuidado con olvidarlo.
Esteban Echeverría
Y cata que al ángel caído, lo que más le llamó la atención en la fisonomía de los hombres, fué el
bigote; y suspiró por tenerlo, y se echó á comprar menjurjes y cosméticos de esos que venden los charlatanes, jurando y rejurando que hacen nacer pelo hasta en la palma de la mano.
Ricardo Palma
¡Dios de Dios y la mona que se arrimó el maldito! Al despertar miróse al espejo, y se halló con dos huéspedes más en el proyecto de
bigote.
Ricardo Palma
Coquetona Doña Foca no le importa estar tan loca. Con su bigote de risa lava y lava una camisa. Se enamoró de una foto donde va Don Gato en moto y como salió tan guapo, le gana en fama a Don Sapo.
WALTHER FURST.––Nada cabe esperar; ha muerto. STAUFFACHER.––No ha muerto todavía... Mirad; aún la respiración acaricia su bigote... si parece que duerme tranquilamente...
Con el aumento de luz fue visible el grupo que guardaba silencio: el fino perfil árabe de José Fernández, realzado por la palidez mate de la tez y la negrura rizosa de los cabellos y de la barba; la contextura hercúlea y la fisonomía plácida de Juan Rovira, tan atrayente por el contraste que en ella forman los ojazos de expresión infantil y las canas del espeso bigote, sobre lo moreno del cutis atezado por el sol; la cara enjuta y grave de Oscar Sáenz, que con la cabeza hundida en los cojines del diván turco y el cuerpo tendido sobre él, se retorcía la puntiaguda barbilla rubia y parecía perdido en una meditación interminable.
¡Oh, personajes que me divertís al observaros y dais a mi imaginación fantaseadora ocasión de forjarme vuestra vida mientras engullo los manjares; grueso agente viajero alemán, oloroso a cerveza, que cuentas tus groseras aventuras de taberna y de burdel, entremezclándolas de carcajadas sonoras; gomoso parisiense, corbateado de rosa, de los zapatos y los bigotes puntiagudos y de la inteligencia roma, que estropeas lamentablemente los términos de sport ingleses al adaptarlos a tus pronunciaciones guturales; español cuyo perfil regular y cerdoso bigote negro van precedidos de inevitable pitillo infecto y que a todas horas sigues con ojos de lujuria a la criada suiza coloradota y fresca...
Hombre guapo, fanfarrón, que hacía sonar fuerte sus espuelas, con unas patillas unidas al bigote, los dedos llenos de sortijas, tenía el sire de un valentón y la vivacidad desenvuelta de un viajante de comercio.
Su bonita y bien proporcionada cabeza, que no es grande, conserva todos sus cabellos, blancos hoy casi totalmente; no usa patilla ni
bigote, a pesar que hoy lo llevan por moda hasta los más pacíficos ancianos.
Juan Bautista Alberdi
El señor Kuchkin se retorció el
bigote, la miró en silencio unos instantes y añadió: -Comprendo su indignación, señorita; pero...
Antón Chéjov
Los palitos hinchados de burbujas, que comenzaban a orlear los remansos, y el
bigote de las pajas atracadas en un raigón hicieron por fin comprender a Subercasaux lo que iba a pasar si demoraba un segundo en virar de proa hacia su puerto.
Horacio Quiroga