En el ilusionismo, el mago español Arturo de Ascanio acuñó el término "Atmósfera Mágica" para referirse al ambiente de magia, sorpresa y misterio que el mago consigue cuando ejecuta sus efectos de modo que el público no pueda, no ya ver sino ni siquiera sospechar o barruntar la causa secreta que los produce.
En algunas ocasiones este léxico es coincidente con el altoextremeño (barruntar en el sentido de "percibir un ruido", privá por "boñiga", afechar en lugar de "cerrar con llave"...etc).
El trabajo de Maspero, en algunos campos más que en otros, resulta influyente hoy en día, no sólo por sus desarrollos teórico-historiográficos, sino también porque supuso el origen en la apertura de una corriente de estudios sobre el taoísmo que perdura con vigor en el presente. En suma, si se hecha la mirada atrás en la historia de la sinología occidental cabe barruntar la inconmensurable sombra de H.
En cambio, a lo mejor, tendidos en la umbría, una hoja vaga que se desprende de la fronda nos roza la sien y produce en nosotros un misterioso estremecimiento, en que nos parece barruntar un suceso inmenso que en aquel instante está ocurriendo, tan grande y universal que no tiene límites, que no tiene forma, que no puede ser definido ni nombrado, y del que la hoja caediza es sólo un humilde nuncio o infinitesimal síntoma.