Al hombre que se pasa todo el día hincando el azadón en el terruño, no hay cosa que le guste como eso de que le dirijan una pregunta.
En el portal en que en otros tiempos se sentaba a tejer sus redes un pescador, alisaba el mango de su azadón un fornido vizcaíno...
Margarita en su Paz huracanada levantaba Paredes transparentes y su mundo aleteante le bullía en cada verso de sediento viernes. José se labraba campesino y su afán de azadón lo respigaba en su sed de Vizcaíno Pérez hasta alcanzar las estrellas esperadas.
Entre tanto, ya que no justos con la patria, sedlo cuando menos con la lógica; declarad neos a Daoíz y Velarde y huid de su sepulcro con la sublime repugnancia con que, en vuestra alta flamante sabiduría, huís de la vieja religión de vuestros padres y de las rancias preocupaciones tradicionales que sin cesar socavan la piqueta de Romero Ortiz y el azadón de Ruiz Zorrilla, para ofrecer sus escombros en los altares que alzó la revolución de septiembre a las nuevas creencias, cuyos apóstoles más inspirados son Quintero, García Ruiz y Capdevila.
Probablemente olvidáronse en España de enviarle junto con el título un dibujo de escudo de armas; y mientras le llegaba éste, mandó Avilés pintar un cuadrito que colocó en su dormitorio y que enseñaba a sus amigos de confianza, diciéndoles que si el rey se lo permitiera no tendría otro escudo de armas. Cruz roja encima de una espada en campo azul, y debajo un hombre (Adán después del pecado) removiendo la tierra con un
azadón.
Ricardo Palma
Diariamente el
azadón de un extremeño tropieza en su camino con los manes de un héroe, y es común allí el hallazgo de una urna cineraria, o de un tesoro numismático, coetáneo de los emperadores.
Mariano José de Larra
Allí va tierra de menos fruto y más espantosa de la que pisas, por sí no merecedora de alguna honra, ni aun de ser cultivada con arado ni
azadón.
Francisco de Quevedo
OCHO No pido más de lo que quiero, porque a fuerza de labrarme al fuego, sé que nada más merezco. Ni quiero más de lo que pido, porque al golpe
azadón del campesino sé que nada más exijo.
Antonio Domínguez Hidalgo
Por todas partes en donde hundieron su azadón en la tierra, el azadón sólo trabajó la tierra; ellos no trabajaban; el azadón sólo.
Entonces ordenaron a un animal llamado Paloma Torcaz; habiéndola hecho subir a un gran tronco, Maestro Mago, Brujito, le dijeron: “Mira cuando nuestra abuela venga a darnos nuestro alimento; arrulla luego que llegue, arrulla y cogeremos el azadón, el hacha”.
Muchacho apuesto, moreno y robusto, no había descuidado traer su escopeta cargada con balines -nadie sabe lo que puede ocurrir- y un
azadón, que había de servirle para enterrar los sacos.
Emilia Pardo Bazán
Las huertas de Toca y de Noriega han depuesto su clásica hortaliza en cambio de pintados pabellones; el rústico hortelano emigró de ellas con su pesado azadón para hacer lugar al pintor y al tapicero; a la música de las chicharras y de los gorriones sucedieron los dulces ecos de una orquesta, y sobre los desnudos pavimentos, en lugar de cucarachas y abejorros, bailan, se rebullen y pasean las bellas sílfides montañesas y los feos pollos y los gallos, disputándose en reñida lid el dulce botín de una mirada o el primer pliegue de una sonrisa.