Ésta le comía el hígado inmortal y aquél durante la noche crecía por todas partes en la misma proporción que durante el día devoraba el ave de amplias alas.
¿Y adónde iba? Por todas partes le acompañaría como una sentencia de muerte su gordura, su fatal grasa fina, de
ave de lujo. El primero que le atrapase, le retorcería el pescuezo y le pondría a asar.
Emilia Pardo Bazán
La corneta se doblegaba entre mis dedos; se hacía elástica, gemía, lloraba, gritaba, rugía; imitaba al
ave, a la fiera, al sollozo humano...
Pedro Antonio de Alarcón
Comprendía la tragedia interior de la desventurada
ave, que, a diferencia de las demás de su especie, sabía, sabía de la ceba, del agudo cuchillo, e iba a saber del impío rellenamiento, del horno ardiente, del nuevo despedazamiento en una mesa donde se ríe y se bebe champán, masticando la pechuga blanca del
ave mísera.
Emilia Pardo Bazán
El poderoso genio de las generaciones, más veloz que el
ave, que la flecha, que todo lo terreno capaz de volar, lo llevó a los espacios, donde rayos, de estrella a estrella, unían entre sí los cuerpos celestes; nuestra Tierra giraba en el aire tenue, y aparecía una ciudad tras otra.
Hans Christian Andersen
Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal que se llamara "Nunca más". Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto, como si en ello le fuera el alma, ni una sílaba más.
Un día antes, la ave llamada regaliolo, llevando un ramo de laurel y siguiéndola muchas aves de varios colores, entrándose en la curia de Pompeyo, fue dellas despedazada; y aquella noche que amaneció el día de su muerte, al mismo César le apareció entre sueños, que volaba sobre las nubes, y también que se daba las manos con Jove.
(...Era su rubia cabellera como el ala de un ave que fuese una quimera...) Se han deshojado los rosales mustios y fatigados (...Oh sus manos liliales cuyos dedos cansados deshojan los males...) Y dijeron las hadas: "Tus dorados cabellos serán aúreo manojo del celeste trigal; en tus ojos pondremos zafirinos destellos, en tus ojos azules tendrás todo el Ideal." La brisa viene leve y nemorosa rizando el agua muerta del pantano y un surtidor romántico y lejano desata una elegía dolorosa.
¡El
Ave del Paraíso! Rejuvenecida cada siglo, nacida entre las llamas, entre las llamas muertas; tu imagen, enmarcada en oro, cuelga en las salas de los ricos; tú misma vuelas con frecuencia a la ventura, solitaria, hecha sólo leyenda: el
Ave Fénix de Arabia.
Hans Christian Andersen
¡De pantalones! ¡Huy! ¡Qué desfachatez! ¡
Ave María Purísima! Sin pecado concebido. ¡Y mira aquéllos! El hombre la lleva del brazo.
Antonio Domínguez Hidalgo
Que una ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa sorprendióme aunque el sentido fuera tan poco cabal, pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenido ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.
Cuenta la leyenda que anida en Arabia, y que cada cien años se da la muerte abrasándose en su propio nido; y que del rojo huevo sale una nueva
ave Fénix, la única en el mundo.
Hans Christian Andersen