- ¡Todo lo contrario, mi General! Parrón vive, y
aquí entra lo más negro de la presente historia. Pasaron ocho días sin que el capitán volviese a verme.
Pedro Antonio de Alarcón
-Vengo cansado como un raposo. De Areal
aquí hay la carreriña de un can. No me paré a resollar ni tan siquiera un menuto, porque te corría prisa la caja, mujer.
Emilia Pardo Bazán
que ya nada valían, porque nadie me los exigiría a cambio de cosa alguna. A mi alrededor, la muerte: capas de difuntos, tendidos
aquí y allí, en las diversas actitudes de su breve agonía...
Emilia Pardo Bazán
Protegido por sus sombras salí a todo escape, y, a la luz de las estrellas, divisé mi borrico, que comía allí tranquilamente, atado a una encina. Montéme en él, y no he parado hasta llegar
aquí...
Pedro Antonio de Alarcón
Sabemos que está escondido mucho dinero en la casa. ¿Onde? Apriesa, que le conviene. Un hilito de voz cascada repitió: -
Aquí... no hay nada... nada de onzas.
Emilia Pardo Bazán
Acuérdate de lo que he luchado, acuérdate de mis sufrimientos..., y en vez de nacer
aquí, dígnate nacer en otro lugar oscuro, horrible, desolado...: el corazón de mi padre, Orso Amadei.
Emilia Pardo Bazán
Es pa la cena de Navidá. Ha de ser cosa de satisfacción. -
Aquí hay uno que paece un tocino... Mírelo usté, y tómelo al peso... Y cogiendo a nuestro héroe por las patas, a pesar de una desesperada resistencia, sopló la mujer sobre el plumaje de los zancos, para hacer ver la piel estallante de grasa.
Emilia Pardo Bazán
Pero he
aquí que cierta injusticia cometida por nuestro Jefe en daño de Ramón; uno de esos abusos de autoridad que disgustan de la más honrosa carrera; una arbitrariedad, en fin, hizo desear al Teniente de cazadores abandonar las filas de sus hermanos, al amigo dejar al amigo, al liberal pasarse a la facción, al subordinado matar a su Teniente Coronel....
Pedro Antonio de Alarcón
en cuanto... «no tengas nada que hacer
aquí?» Te pondremos la cama en el cuarto que cae a la carretera... Te distraerás con los compañeros en la cocina...
Emilia Pardo Bazán
-respondía Angustias encogiéndose de hombros. El caso es que me retiro... -¿Y qué voy a hacer ahora
aquí, solo, toda la santa noche? ¡Repare usted en que son las siete!
Pedro Antonio de Alarcón
--¡Viva! ¡Viva! ¡Ya está
aquí la corneta! --Sí, ¡que toque! --Un vals.... --No..., ¡una polca!... --¡Polca!... ¡Quita allá! ¡Un fandango!
Pedro Antonio de Alarcón
Señale dónde es, que allá vamos. Débil, extinguido, salió por fin un acento de la apretada gorja. -No..., no hay...
aquí... onzas...
Emilia Pardo Bazán