La hallamos, cuando había de su albergue salido, y allí sola en la marina sin red y sin anzuelo a sí atraía todos los peces que del mar quería.
¡Sin embargo, hay quien se traga el anzuelo!, a la gente no se le cuenta la verdad, puede usted creerme queriendo por esta confesión de pillería para con los otros convencerla por completo de su probidad.
Como el pescador sentado en la roca saca del mar un pez enorme, valiéndose de la cuerda y del
anzuelo, así Patroclo, alzando la reluciente lanza, sacó del carro a Téstor con la boca abierta y le arrojó de cara al suelo; el teucro, al caer, perdió la vida.
Homero
Ya en frescos sotos al lugar contiguos los versos de amor leen de los antiguos; ya por umbrosos valles y por cerros les dan caza a las liebres temerosas; ya a los faisanes con sagaces perros ahuyentan de las matas más frondosas; ya lazos a los tordos, o ya hierros tienden en las sabinas olorosas; o ya con red o ya cebo y anzuelo turban los peces con paciente celo.
Y, haciendo virar la barca, volvió a las mismas aguas donde se había verificado el encuentro. Puso un
anzuelo nuevo, un enorme gancho, en el que ensartó varios noveles, y sin soltar el timón agarró un agudo bichero.
Vicente Blasco Ibáñez
Es todo en su figura anzuelo suave, ya ría o hable o cante o mueva el paso: no es mucho que Rogelio preso acabe, pues tan cortés y bella la halla al caso.
28 Por cuanto te has airado contra mí, y tu estruendo ha subido á mis oídos, yo por tanto pondré mi anzuelo en tus narices, y mi bocado en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.
24(40-19) ¿Tomarálo alguno por sus ojos en armadijos, Y horadará su nariz? Job 41 1¿SACARAS tú al leviathán con el anzuelo, O con la cuerda que le echares en su lengua?
Suponte tú lo que es la verdá, que tú eres er mozo más pinturero, más bien dotao de perfil, más jechaíllo pa alante que hoy en Málaga luce las jechuras, y que tú le tiras el chambel a esa brotolita de nácar y que esa brotolita de nácar muerde el anzuelo y empieza a tomarte afición y te la toma a to trapo.
Éstas les servían de red y de
anzuelo para pescar en seco, en esta forma: vestíanse de suerte que por la pinta descubrían la figura, y a tiro de arcabuz mostraban ser damas de la vida libre; andaban siempre a caza de estranjeros, y, cuando llegaba la vendeja a Cádiz y a Sevilla, llegaba la huella de su ganancia, no quedando bretón con quien no embistiesen; y, en cayendo el grasiento con alguna destas limpias, avisaban al alguacil y al escribano adónde y a qué posada iban, y, en estando juntos, les daban asalto y los prendían por amancebados; pero nunca los llevaban a la cárcel, a causa que los estranjeros siempre redimían la vejación con dineros.
Miguel de Cervantes Saavedra
Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el
anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estáter.
La Biblia (Nuevo Testamento)
Uno había que, precedido de protocolos y vestido de púrpura, hacía de magistrado; otro que, para divertirse, llevaba la capa, el bastón, las sandalias y la barba cabría de un filósofo. Algunos iban de vendedores de pájaros y de pescadores, con diferentes cañas embadurnadas de engrudo o provistas de anzuelo.