Por lo común, después de
almorzar paso por la oficina a recibir órdenes y no vuelvo a la estación hasta la hora de tomar servicio.
Horacio Quiroga
Ya hablaremos de eso. Lo que ahora interesa es
almorzar, pues yo tengo muchísima hambre.. ¡Y qué fuerte me ha dejado la pierna ese zorro viejo del doctor!
Pedro Antonio de Alarcón
—Si, papá —responde la criatura mientras coge la escopeta y carga de cartuchos los bolsillos de su camisa, que cierra con cuidado. —Vuelve a la hora de
almorzar —observa aún el padre.
Horacio Quiroga
Una tarde, tres o cuatro horas después de
almorzar, mi mujer, no encontrándome, entró en su cuarto y quedó sorprendida al ver los postigos cerrados.
Horacio Quiroga
Fondearon los siete buques en la mansísima bahía, en la mañana del 5 de Septiembre, y el general Paravicino, que iba A bordo de la Capitana, se trasladó á tierra, donde estaba convidado á
almorzar, en compañía de cinco de los oficiales.
Ricardo Palma
Hago la negra dura cama y tomo el jarro y doy comigo en el rió, donde en una huerta vi a mi amo en gran recuesta con dos rebozadas mujeres, al parecer de las que en aquel lugar no hacen falta, antes muchas tienen por estilo de irse a las mañanicas del verano a refrescar y almorzar sin llevar que por aquellas frescas riberas, con confianza que no ha de faltar quien se lo dé, según las tienen puestas en esta costumbre aquellos hidalgos del lugar.
Y como digo, él estaba entre ellas hecho un Macias, diciéndoles más dulzuras que Ovidio escribió. Pero como sintieron dél que estaba bien enternecido, no se les hizo de vergüenza pedirle de almorzar con el acostumbrado pago.
Hízose el tránsito a pie, porque entonces eran tan raros los coches como hoy el metálico; y yo, como era natural, corrí, salté, brinqué con otros que iban de mi edad, hasta más no poder. Llegamos a la quinta: la mesa tendida para
almorzar nos esperaba.
Esteban Echeverría
Poco a poco, pero sin trabajo, fue consiguiendo que el filósofo se dignara soltar delante de él alguna sentencia, no a la mesa al almorzar o al cenar, sino en la alcoba antes de dormirse.
¡El porvenir! ¡Vender una Cleopatra en dos pesetas para poder
almorzar! Y yo, ¡que podría en el estremecimiento de mi inspiración trazar el gran cuadro que tengo aquí dentro!
Rubén Darío
Cuando me hube vestido, me cogió por un brazo y se empeñó en que le acompañara a dar una vuelta por el barrio, mientras era hora de almorzar.
—Sólo porque no está en casa. Inmediatamente después de almorzar, tomó el coche para ir a S... Avisó que no regresaría hasta dentro de una semana.