Fabló Habló Mío Çid bien e tan mesurado: ¡Grado a tí, Sennor, Padre que estás en alto! ¡Esto me an buolto míos enemigos malos!" = Allí pienssan de aguijar, allí sueltan las rriendas.
El que confía en sus caballos y en su carro, les hace dar vueltas imprudentemente acá y allá, y luego los corceles divagan en la carrera y no los puede sujetar; mas el que conoce los recursos del arte y guía caballos inferiores, clava los ojos continuamente en la meta, da la vuelta cerca de la misma, y no le pasa inadvertido cuándo debe
aguijar a aquéllos con el látigo de piel de buey: así, los domina siempre, a la vez que observa a quien le precede.
Homero
«¡Vuelve!» querría decir; mas nada exhorta, porque es el duque quien su boca porta. Mas, pues consigo trae aún los talones se calma, y de aguijar corcel no deja.
Los únicos sobrevivientes son la señora Emma Piedad Aguilar Loayza de Merizalde, casada con el Capitán de Aviación (r) Francisco Merizalde y Enrique Aguijar Loayza, quienes han heredado las brillantes virtudes de sus padres.