La Verdad y la quinina se parecen en que ambas son amar- gas, pero provechosas. Mil perdones por mi llaneza un tanto patriarcal, y créame su admirador y amigo.
Mas he aquí que un día, para su vanidad, se sorprendió al descubrir cerca del mar, en una playa hermosísima, a un hombre que lo llamaba, un admirador perdido en aquellos lugares que devotamente y arrodillado decía: ¡Oh, TEZCATLIPOCA poderoso que das conciencia a los hombres de nuestro origen animal y con eso nos das vida diferente!
Ella, entre tanto, sacaba de un secreter incrustado y taraceado, diminuto mueble de dama, unos papelitos, que puso en manos de su
admirador.
Emilia Pardo Bazán
-¡Ah! Camila es encantadora -dijo un admirador de la madre. -¿Y cómo consiente usted que su niña, que está tan bien educada, pase tantos ratos al lado de esa chicuela?
Esperábala para decirte: amigo mío, colmadas todas mis ambiciones y agobiado por los desengaños, quiero abandonar la corte y respirar el aire libre de tus montañas, única campiña que he visitado en mi vida, y en la cual espero realizar todas las ilusiones que he adquirido con mi lectura favorita. Soy fanático admirador de la vida patriarcal y de los placeres del campo, de la poesía pastoril.
Y aun así, que ningún admirador del gran escritor del siglo veinte se resienta si digo que en la primera lectura lo que más me impresionó no fue tanto lo que estaba en el libro como lo que no estaba.
Allí cerca, junto a la plataforma, Carmen, la digna esposa, el consuelo constante de tantas pesadumbres, apoyaba un codo en la mesa de siempre y contemplaba amorosa a su marido. Carmen era ya su único admirador; en realidad su único público.
Y yo, con la vista nublada, los oídos zumbadores, la garganta seca, tenía que responder: -Denle ustedes mil expresiones... Díganle que soy su más apasionado
admirador, y que ya iré...
Emilia Pardo Bazán
Pero con razón se dice que en ese mundo no hay defecto que no encuentre su admirador, y aquella hermosa mujer, por razón del suyo, tenía uno de los más ardientes; se trataba de un sabio y serio doctor de la Sorbona que, cansado de demostrar inútilmente la existencia de Dios en la escuela, iba a veces a convencerse en el burdel de la existencia de la criatura humana.
Cuando la veía en compañía de sus padres, era al mismo tiempo respetuoso y sumiso, y era únicamente cuando estaba solo con ella, en su paseo a través de los oscuros recovecos del bosque, que asumía el aspecto del más apasionado
admirador.
William Harrison Ainsworth
Juan Moreno Güeto, uno de los cabos de la hueste, favorito de Nuño y aspirante a la mano de su hija Leonor, a quien requería de amores, era asimismo respetuoso y ferviente admirador de doña Mencía.
Dicho sea de paso Irlanda aquí figura con el 1052 por ciento relación deuda-Producto Bruto Interno, esto como un dato más de la economía para algún admirador de aquel modelo.