Las dos traen unicornio por montura más cándido que es cándido el armiño; las dos son de tan única hermosura y tan rico es su hábito y su aliño, que aquel que ahora las viese en la llanura requiriera para hacer fiel escudriño ojos de dios; y el juicio al fin sería que una es Belleza y otra es Bizarría. Las dos se acercan al lugar del prado donde acucia a Rogelio el tropel fiero.
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