Esta importante baja en sus fuerzas fue un duro golpe al orgullo de Lautaro y lo hizo desistir de avanzar hacia el norte en pos de Santiago y como estaba avanzado el otoño y sin alimentos prefirió retornar a regañadientes hacia Mataquito y reagruparse en Peteroa.
César, que tras su victoria en Tapso había forzado la marcha hacia Útica, al conocer la noticia del suicido de Catón exclamó: «Catón, a regañadientes acepto tu muerte, como a regañadientes hubieras aceptado que te concediera la vida».
En la subsiguiente guerra turco-rusa (1768-1774), Federico apoyó a Catalina con un subsidio de 300.000 rublos a regañadientes, dado que no quería que Rusia se hiciera todavía más fuerte a costa del territorio otomano.
Se cambió de silla mientras hablaba, y el Lirón le siguió: la Liebre de Marzo pasó a ocupar el sitio del Lirón, y Alicia ocupó a regañadientes el asiento de la Liebre de Marzo.
Me obedecieron muy a regañadientes, y cuando el lecho estuvo preparado me rogaron aún, con lágrimas en los ojos, que fuese a dormir con ellos a la granja.
No hemos perdido el sentido moral, y Elena, que es como sabes profundamente religiosa, acata, aunque a regañadientes, los designios de la Providencia y se resigna a ser madre.
El amante recompensado, ebrio de felicidad, gócese y aproveche el viento favorable a su navegación; mas el que soporta a regañadientes el imperio de una indigna mujer, busque la salud acogiéndose a las reglas que prescribo.
Es evidente que los trabajadores atraviesan una época de prosperidad, de juventud. A regañadientes, como a lobos que le persiguieran, el Estado les arroja jornadas breves, salarios más altos, pensiones, indemnizaciones, y los lobos tragan esos pedazos de carne fresca, y corren con doble vigor, y avanzan y se echan encima.
¡ Queremos un ministerio propio del trabajo! A regañadientes y tras largos debates el Gobierno provisional nombró una Comisión especial permanente encargada de encontrar los medios para mejorar la situación de las clases trabajadoras.
Por temor a que haberlo sabido hubiese perturbado vuestra ecuanimidad, me he abstenido de deciros, hasta este momento, que está presente entre nosotros esta tarde un distinguido visitante, nada menos que Julian West, y que con gran amabilidad ha consentido en permitirme que os presente." Había accedido, bastante a regañadientes, a la petición del maestro, no estando deseoso de exponerme innecesariamente a la curiosidad mirándome fijamente.
Don Restituto se enjugó el sudor de la frente con un amplísimo pañuelo de yerbas, sacó una enorme caja de rapé, de la que tomó un polvo, no sin haberle ofrecido antes al mesonero y, después de restregarse las manos, se inclinó con lentitud, recogió la azada e imitó
a regañadientes la conducta de su colega.
Gustavo Adolfo Bécquer
Cuantas veces los ministros hacían el tímido intento de presentar como proyectos de ley sus caprichos personales, ellos mismos parecían cumplir a regañadientes un mandato grotesco, obligados tan sólo por su posición y convencidos de antemano de la falta de éxito.