Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América. ¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos!
Los que poseían la bien construida ciudad de Micenas, la opulenta
Corinto y la bien edificada Cleonas; los que cultivaban la tierra en Ornías, Aretirea deleitosa y Sición, donde antiguamente reinó Adrasto; los que residían en Hiperesia y Gonoesa excelsa, y los que habitaban en Pelene, Egio, el Egíalo todo y la espaciosa Hélice: todos éstos habían llegado en cien naves a las órdenes del rey Agamemnón Atrida.
Homero
1. Mientras Apolo estaba en
Corinto, Pablo atravesó las regiones altas y llegó a Éfeso donde encontró algunos discípulos; 2. les preguntó: «¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe?» Ellos contestaron: «Pero si nosotros no hemos oído decir siquiera que exista el Espíritu Santo.» 3.
La Biblia (Nuevo Testamento)
1. Después de esto marchó de Atenas y llegó a
Corinto. 2. Se encontró con un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia, y con su mujer Priscila, por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma; se llegó a ellos 3.
La Biblia (Nuevo Testamento)
Había un cierto Euquenor, rico y valiente, que era vástago del adivino Poliido, habitaba en
Corinto y se embarcó para Troya, no obstante saber la funesta suerte que allí le aguardaba.
Homero
Y tú, por quien Vandalia nombre toma cual la aquiva
Corinto (ni tal vio el circo máximo de Roma), si algo ofrece a mi verso el dios de Cinto, tu gloria llevaré del occidente a la aurora, pulsando el plectro de oro; la patria eternamente te dará aplauso, y de Aganipe el coro.
Nicolás Fernández de Moratín
VII A MUNACIO PLANCO Unos ensalzan la ilustre Rodas, Mitilene, Éfeso o las murallas de Corinto, que bañan dos mares, o Tebas, insigne por Baco, y Delfos por Apolo, o el valle de Tempe, en la Tesalia.
Y ahora no llevo a mal que salga todo a medida de tu deseo: que se casen, que aquí reinen la felicidad y el bienestar; pero déjame vivir en Corinto; yo callaré a pesar de mi afrenta, y cederá a la fuerza.
Pablo à los CORINTHIOS 2 Corintios 1 1 PABLO, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y Timoteo el hermano, á la iglesia de Dios que está en Corinto, juntamente con todos los santos que están por toda la Acaya: 2 Gracia y paz á vosotros de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales también fué Dionisio el del Areópago, y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos. Hechos 18 1 PASADAS estas cosas, Pablo partió de Atenas, y vino á Corinto.
Sabemos, en efecto, con toda certeza, que los amores disolutos y libres fueron condenados por sentencia del concilio de Jerusalén(18); que un ciudadano incestuoso de Corinto fue condenado por autoridad de San Pablo(19); que siempre fueron rechazados y combatidos con igual vigor los intentos de muchos que atacaban el matrimonio cristiano: los gnósticos, los maniqueos y los montanistas en los orígenes del cristianismo; y, en nuestros tiempos, los mormones, los sansimonianos, los falansterianos y los comunistas.
Fue el caso que entré en San Pedro a buscar al licenciado Calabrés, clérigo de bonete de tres altos hecho a modo de medio celemín, orillo por ceñidor y no muy apretado, puños de Corinto...