Debería actuar con mayor inteligencia porque una negociación entre ambos países que destrabara muchas cosas, permitiría asociaciones que tal vez fueran beneficiosas para el conjunto de la América del Sur y para todos los países y para el mundo porque otra de las cosas que no han advertido quienes llevaron adelante la globalización, que ya ninguno podrá tener una determinada situación sin que influya en el otro.
La volvimos casa, la volvimos al continente, a la América del Sur, al MERCOSUR, porque sabemos que aquí, que en la integración regional, está una de las mejores defensas que podemos tener contra un mundo difícil y plagado de desafíos que debemos enfrentar.
Afortunadamente, los jefes y jefas de Estado de la América del Sur, más allá de las diferencias que es notable y que además es normal que tengamos en todos los gobiernos, sabemos que nuestro futuro está en estar tomados de la mano, brazo con brazo, codo con codo, como quería Mario Benedetti.
El último discurso en que intervine aquí creo haberlo terminado pidiendo que me gustaría mucho que este año Palestina tuviera el lugar número 194 en el concierto de Naciones Unidas. Mi país, la Argentina, como la mayoría de los países de la América del Sur, ha reconocido al Estado de Palestina.
El espíritu de engaño y seducción, fomentado en el continente de Europeo, por el tirano usurpador de la Francia; ha esparcido sus amortiguadas llamas, en las pacíficas posesiones de la América del Sur.
Por eso es tan importante la carta del General San Martín, libertador de Chile y del Perú, y junto a Bolívar, ambos libertadores, de la América del Sur.
Y además también a desmilitarizar el Atlántico Sur, una región, la América del Sur, de paz, sin diferencias étnicas ni religiosas ni de ninguna naturaleza que nos lleve a enfrentamientos entre nosotros.
Esto es lo que venimos a pedir y por eso decimos que Malvinas no es solamente una causa nacional, es además, una causa regional porque estamos defendiendo los recursos de las América del Sur y nuestra zona desmilitarizada.
Y por eso era necesario mirar hacia la América del Sur, como lo había hecho Bolívar, como lo había hecho Artigas, como lo había hecho San Martín, como lo había hecho Dorrego, ese maravilloso patriota que murió fusilado, el primer fusilado de la Confederación de las Provincias Unidas del Río de la Plata, gobernador popular.
Al norte de América del Sur (durante la década del veinte del siglo XIX en México y Centroamérica) el modelo republicano-federal de Estados Unidos ejerció un gran atractivo entre los patriotas.
Porque esto no fue un crecimiento cualquiera el que experimentó la América del Sur, durante los años 90 la Argentina también creció al 7 por ciento, por ejemplo, sin embargo tenía un 25 por ciento de desocupados y tenía la mitad del comercio exterior que tenemos hoy y teníamos a miles, a millones de personas sin cobertura previsional; a millones de desocupados.
Porque siempre que nos derrotaron política y económicamente era porque antes nos habían vencido culturalmente y la gran batalla que tenemos que dar es una batalla cultural, que no es de los cultos ni de los que hablan bien, sino de modificar las premisas y los paradigmas que a través de medios de comunicación, a través de modas, a través de diez mil cosas le han metido fundamentalmente a nuestras clases medidas y a las clases más pudientes acerca de las "inconveniencias" de juntarnos entre los países de la América del Sur; contra esas cosas tenemos que luchar, tengámoslo claro, no es para alarmar a nadie, es simplemente para estar preparados.