- Creo que aquella mujer que está de cuerpo presente en el fondo del cuadro era el alma y la vida de este fraile que agoniza contra el suelo; creo que, cuando ella murió, él se creyó también muerto, y murió efectivamente para el mundo; creo, en fin, que esta obra, más que el
último instante de su héroe o de su autor (que indudablemente son una misma persona), representa la profesión de un joven desengañado de alegrías terrenales....
Pedro Antonio de Alarcón
Aquel lujoso mueble era toda una obra, excogitada y dirigida por el minucioso aristócrata; estaba provisto de grandes ruedas que facilitarían la conducción del enfermo de una parte a otra, articulado por medio de muchos resortes, que permitían darle forma, ora de lecho militar, ora de butaca más o menos trepada; con apoyo, en este
último caso para extender la pierna, y con su mesilla, su atril, su pupitre, su espejo y otros adminículos de quita y pon, admirablemente acondicionados.
Pedro Antonio de Alarcón
En este 6 de enero de 1948, siete años justos después de aquella declaración rooseveltiana, soy perseguido por continuar fiel a las altas aspiraciones humanas y he debido sentarme por primera vez ante un tribunal por haber denunciado a la América la violación indigna de esas libertades en el último sitio del mundo en que yo hubiera deseado ocurriera: Chile.
La doncella abrochaba la falda de seda rameada azul oscuro, y prendía con alfileres la pañoleta de encaje, sujeta al pecho por una cruz de brillantes y zafiros -el
último obsequio de Revenga, traído de París-.
Emilia Pardo Bazán
Y crujía la descarga, y yo estaba vivo. --¡Esta es!... me dije por
último. Y sentí que me cogían por los hombros, y me sacudían, y me daban voces en los oídos....
Pedro Antonio de Alarcón
Y el abad de Treselle, sofocado, exclamó al ensopar el
último bizcocho en la última copa de Tostado dulce: -Pues para que ustedes vean...
Emilia Pardo Bazán
Orso se desesperó, porque a su manera, adoraba a aquel
último retoño de su raza; mas no hubo remedio; la voluntad de Lucía se impuso, y la niña entró en un monasterio de la Orden de Santo Domingo, en que había florecido Catalina, llamada Eufrosina, a quien el mundo venera hoy con el nombre de Santa Catalina de Siena.
Emilia Pardo Bazán
¡Nada!... ¡Está visto! -exclamó por
último, parándose en mitad de la habitación-. ¡La cosa no tiene remedio! ¡Ando perfectísimamente!
Pedro Antonio de Alarcón
-respondió el Capitán, levantándose con aire muy reflexivo como si estuviese buscando forma a un pensamiento abstruso y delicado-. Ofréceseme otro medio de transacción, y será el
último..., ¿entiende usted, señora aragonesa?
Pedro Antonio de Alarcón
Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos.
Claro que, el último país en liberarse, muy probablemente lo hará sin lucha armada, y los sufrimientos de una guerra larga y tan cruel como la que hacen los imperialistas, se le ahorrarán a ese pueblo.
NOSOTROS, CIUDADANOS CUBANOS, herederos y continuadores del trabajo creador y de las tradiciones de combatividad, firmeza, heroísmo y sacrificio forjadas por nuestros antecesores; por los aborígenes que prefirieron muchas veces el exterminio a la sumisión; por los esclavos que se rebelaron contra sus amos; por los que despertaron la conciencia nacional y el ansia cubana de patria y libertad; por los patriotas que en 1868 iniciaron las guerras de independencia contra el colonialismo español y los que en el último impulso de 1895 las llevaron a la victoria de 1898...